Vida y personalidad

José María Ponsoda Bravo, nació en Barcelona de padres valencianos, en la calle de Valencia precisamente, a finales de siglo XIX, concretamente el 21 del septiembre de 1883. Fue el menor de 2 hermanos. Su padre se llamaba Rosendo y estaba dedicado a la construcción de barcos.

Desde los once años se dedicó a la escultura y se inició en las artes en el estudio del escultor Torrás. Ingresó en las escuelas Salesianas donde compaginó sus estudios con la teoría artística en la Academia Oficial de Bellas Artes.

Cuando contaba con dieciocho años de edad (a principios del S.XX) se trasladó a Valencia y entró a trabajar en el estudio taller del también imaginero Damián Pastor, su maestro.

Pasados cuatro años, cuando Ponsoda había cumplido los veintidós, se estableció por su cuenta llegando a tener un gran estudio, primero en el Carrer de la bora de la Cequia y posteriormente en Plaza de S. Lorenzo, 2 en el que con todo afán trabajó sin descanso para Colombia, Argentina, España en general y sobre todo para la Comunidad Valenciana.

José Mª Ponsoda contrajo matrimonio en dos ocasiones. Su primera mujer, se llamaba Dolores Molina Bravo de Ponsoda. Era prima segunda y con ella tuvo seis hijos, pero todos murieron en sus primeros años de vida. Dª. Dolores Molina moría el 25 de enero de 1946 tras una larga enfermedad. Pasados unos años, el escultor contrajo matrimonio en segundas nupcias con

José María Ponsoda Bravo.

Un escultor con luz propia.

Vida y personalidad

Doña Amparo Ballester Boix de Ponsoda con Don José María Ponsoda Bravo, ante la imagen de Ntra. Sra. del Sagrado Corazón destinada para la Parroquia del Santo Ángel Custodio de Valencia.


quien sería su mujer durante el resto de su vida Dª. Amparo Boix Ballester de Ponsoda. Con ella no tuvo descendencia y su fallecimiento acaeció el 18 de agosto de 1980, dejando como única heredera a su sobrina Mª Dolores Soler Ballester.

La primera obra del gran escultor valenciano, obra destruida durante la Guerra Civil, fue un Sagrado Corazón para el pueblo de Moncada; su última obra data del 1961 y fue un busto del rostro de Cristo de la Sábana Santa.

Fue maestro de diferentes aprendices y muchos de ellos, como Julio Benlloch, Carmelo Vicent, José Mª Rausell, Francisco Llorens, Federico Estebe y Francisco Martínez Aparicio entre otros, llegaron a ser grandes imagineros.

Fueron varios los hechos significativos en la vida de José Mª Ponsoda.

- Su participación en 1909, en la Exposición Regional de Valencia con la imagen de Santa María Magdalena gracias a la que fue galardonado.

- La concesión de la cruz pro Ecclesia et Pontifice el 4 de mayo de 1932 bajo el pontificado de Pío XI.

- El homenaje tributado por sus alumnos en 1947.

Su mayor orgullo, como relató en una entrevista concedida al periódico madrileño “El Alcázar” un 3 de agosto de 1944, la mayor alegría de su vida, fue la que le produjo el encargo de restaurar la venerada imagen de la Virgen de los Desamparados bárbaramente profanada. Sigue en la entrevista - ...Ponsoda es tan valenciano, se siente tan valenciano y tan compenetrado está con Valencia, que cuando terminó su maravillosa restauración no quiso cobrar ni un solo céntimo por su trabajo y dijo así:

“... como valenciano, debo poner mi alma y mi labor al servicio de Valencia y nada ha habido para mi como esa restauración de nuestra amada Patrona ”

Al comienzo de la República fue profanada la imagen de la Inmaculada de la Catedral, obra de Esteve Bonet. Esta restauración le fue encomendada y se llevó a cabo en la misma Catedral bajo la atenta mirada del Cabildo y el Visto Bueno del gran escultor Mariano Benlliure. De nada sirvió esta restauración pues al estallar la

Medalla pro “Ecclesia et Pontifice”

Estado en que quedó el 21 de Julio de 1936 la imagen original de Nuestra Señora de los Desamparados.



Guerra fue quemada. La imagen de La Inmaculada que hoy se venera en la Catedral y en palabras de Ponsoda:

“...la hice por mi cuenta recordando aquella, en acción de gracias.”

Hay que recordar que en el taller no solo se tallaban imágenes nuevas, sino que también se llevó a cabo una gran labor de restauración, sobre todo a partir de 1939, con la finalización de la Guerra Civil.

De su personalidad cabe destacar muchas cosas, como se trasluce en la entrevista citada anteriormente y en otra, del 21 de agosto de 1961, casi al final de su vida

Era un hombre de una religiosidad muy profunda.

“...si no se siente emoción religiosa profunda sería inútil trabajar...”

Fue un gran amante de su trabajo, modesto. Fue el mismo el que afirmo:

“...un artista que no fuere católico, creyente, piadoso, no podría realizar estas obras. La inspiración, el respeto, la devoción por el sentimiento piadoso, forman parte importante del trabajo. Sin sentir todo esto sería imposible lograr una obra perfecta”.

Ante la pregunta “¿en que momento le llega la inspiración?” que se le hizo en una ocasión a José María Ponsoda, este respondió con lo que en mi opinión resume lo que sentía por lo que hacia:

“No se sabe, la otorga Dios. Viene de Dios”.

Su modestia llegaba a tanto que cuando el periodista se marchaba del estudio taller del artista, éste le decía:

“no haga usted nada, no diga usted nada de mi. Yo con trabajar con el cariño que lo vengo haciendo tengo bastante”.

Murió un 17 de Octubre de 1963, su cuerpo reposa en el cementerio de Moncada (Valencia), gozando en compañía de tantos que tan sabiamente plasmó en sus trabajos artísticos.