Su formación artística práctica, como ya hemos mencionado, la adquiere en Barcelona, en el taller del escultor Torrás y la teórica en la Academia Oficial de Bellas Artes.
Pero concretamente donde adquiere su estilo, su aprendizaje, su forma de componer, fue en el taller del escultor valenciano Damián Pastor, donde entró a trabajar con dieciocho años; allí aprendió la forma de trabajar, tallar, dorar, etc., así como las técnicas de los grandes escultures y la más pura tradición de la imaginería barroca. En la iglesia de Catral podemos contemplar una imagen del Sagrado Corazón de Jesús del S. XIX, obra de Pastor, donde apreciamos como Ponsoda recoge los rasgos estéticos que se han mantenido durante toda su obra, evolucionando hacia una mayor perfección en sus tallas, policromías y composiciones.
El estilo de Ponsoda está inspirado en dos grandes escultores del Barroco Valenciano, Jose Esteve Bonet y José Puchol Rubio. Vemos como adquiere de Esteve el modelo y la inspiración creada por este en el S. XVIII y de Puchol seguirá las pautas creadas sobre todo en los crucificados (esto se hace evidente al ver el Cristo del Consuelo de 1795 de la Iglesia de Santiago de Orihuela).
En las Vírgenes, sobre todo las Inmaculadas, sigue el modelo creado por Esteve Bonet para la Catedral de Valencia, que luego repetiría casi en todos sus modelos. Es el caso de la Inmaculada del Seminario de Orihuela, la Purísima de Tánger o la de los Padres Franciscanos de Madrid, destruida esta última en 1936.
Sus Vírgenes nos recuerdan mucho a las Madonnas Renacentistas, en las que se muestra una belleza femenina, dentro de los cánones de proporciones clásicas y de una iconografía tradicional. Esto lo seguiría Ponsoda en todas sus representaciones. En sus composiciones también se inspiró en el gran pintor Murillo. De el sacará su dulzura, su belleza y religiosidad, su plasticidad, su armonía. Sus policromías son suaves y delicadas, nada estridentes, sus cristos no son sangrientos, si no dulces y melancólicos y las anatomías suaves, con los tratamientos de policromía, hacen que tengan ese punto que va más allá y crean ese misticismo que caracteriza a la obra de Ponsoda.
Sus obras más importantes las podemos localizar a partir de 1939, con la restauración y reparación de imágenes que se produjo durante la Posguerra española.
Cabe destacar que, desde la apertura de su primer taller en 1923, fue importante la realización de muchas esculturas y sobre todo tronos y retablos como los realizados para Villa Real, pero todo esto sería destruido al comienzo de la Guerra Civil. Es importante señalar que durante la contienda su obra no cesó y estuvo trabajando a escondidas.